viernes, 2 de diciembre de 2016

APRENDER A EMOCIONARSE

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¡Qué difícil es expresar emociones cuando no nos han enseñado a ello!

Si Vd. considera que no ha tenido modelos adecuados de expresión emocional, le aconsejo que aprenda a ser un buen modelo con sus hijos y con su entorno, formándose Vd. mismo, y, mejor, con ayuda de especialistas en el tema.

Todos aprendemos de lo que hemos vivido en casa, principalmente. Aprendemos más por lo que vemos (modelos) que por lo que nos dicen que hagamos.

Una competencia emocional es “un conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular, de forma apropiada, los fenómenos emocionales”. (Rafael Bisquerra, 2009).

Cuando nos formamos en buenas competencias emocionales, aprendemos a vivir más en paz, armonía y felicidad. Es conveniente reducir en nuestras vidas los estados de tensión, culpabilidad, ira, frustración, ansiedad, etc. No es que éstas últimas no tengan que estar, sino que aprendamos a regularlas, a gestionarlas. Aceptar muchas cosas de la vida, nos ayuda a vivirla con plenitud. Saber que soy limitado y expresarlo, es la mejor forma de avanzar en mi crecimiento. Saber que el error es el mecanismo por el cual llevamos a cabo las correcciones en nuestro aprendizaje, es aceptar que la transformación ocurre con motivo de sobreponerse a la adversidad, al fracaso (palabra que no me gusta usar). 

Recordarán la historia de Thomas Edison cuando inventó la bombilla. Un periodista le preguntó: ¿Cómo es, Sr. Edison, que tras tantos fracasos Vd. ha seguido perseverando en su intento? A lo que Edison contestó: “No se equivoque caballero, yo nunca he fracasado, yo sé ahora miles de formas de no hacer una bombilla”. El fracaso no existe.

Pensar en las elecciones que tenemos antes de reaccionar de forma inapropiada, es uno de los ingredientes que no nos han enseñado en nuestro aprendizaje. No cabe duda, antes de reaccionar más vale contar hasta 10, 20 o lo que haga falta, antes que dar una respuesta inapropiada. Esto se llama AUTOCONTROL. Sabemos por experimentación que el autocontrol influye de una forma muy importante en nuestras vidas. Mediante un test, llamado de “la golosina”, Walter Mischel, un psicólogo americano, ponía a unos niños en una sala con una golosina encima de la mesa y les decía que si aguantaban sin comérsela durante 15 minutos, obtendrían otra golosina más. El estudio tuvo un seguimiento de estos niños durante 50 años, y demostró que el autocontrol predice el éxito futuro de los niños. Aquellos niños que se habían autocontrolado habían obtenido mejores resultados profesionales, eran menos proclives a deprimirse, tenían vidas más estables y disfrutaban de relaciones más duraderas.  Esto indica que aquellos sujetos que aprenden a dominar sus impulsos, gestionan mejor sus emociones y logran ser más dueños de sí mismos.

Una madre que, por ejemplo, sufra de ansiedad durante su embarazo, puede influir en que su hijo padezca, en el futuro, trastornos por déficit de atención, hiperactividad, problemas conductuales, etc. El cortisol, que es la hormona del estrés hace verdaderos estragos en nuestro organismo. Un nivel alto de cortisol en el líquido amniótico, guarda relación con cocientes intelectuales más bajos en los niños, afectándoles en su aprendizaje.

Aprender respiración y relajación, por parte de los padres, y luego, por parte de los niños, es un buen procedimiento de ganar en autocontrol.

En otro momento os hablaré de cómo llevar a cabo un buen programa de gestión emocional familiar.

Un fuerte abrazo.

Juan Fernández Quesada. 

2 comentarios:

  1. Gracias Juan, me ha gustado mucho este articulo, da unas pistas muy sencilla y practicas para el vivir cotidiano. Un abrazo grande. Merce

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  2. Gracias, Mercedes. Lo más interesante está en trabajarlo día a día. Un fuerte abrazo.

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