lunes, 26 de diciembre de 2016

PONER LA MENTE A NUESTRO SERVICIO EN EL PRESENTE

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La mente reside en todas las partes de nuestro cuerpo. No es algo que, como creen muchos, está ubicado en el cerebro. Cuando se siente la mente está presente.

La filosofía budista nos dice que suceden 4 procesos importantes:
1)   La conciencia (parte receptiva de la mente): es la atención indiferenciada. Llega a nosotros un estímulo, bien sea físico o mental, y lo importante es ver esta información en bruto, sin hacer juicios, sin etiquetar o calificar.
2) La percepción: este es un proceso de reconocimiento, algo que ya teníamos experiencia de ello. Tiene que ver con la identificación. Identificar es darnos cuenta de que eso ya lo habíamos visto, oído, sentido, etc., antes. Aquí sí hay un proceso de categorización o clasificación de los datos y se hace una evaluación positiva o negativa.
3)   La sensación: la señal de que algo está sucediendo. Toda sensación es neutra mientras no se evalúa, pero al valorar la información entrante, esta sensación se transforma en placentera o en desagradable.
4) Si la consideramos agradable deseamos intensificar o prolongar esa experiencia, si es desagradable, deseamos detenerla, rechazarla o alejarla. Es decir, la mente reacciona con atracción o con rechazo.

Por ejemplo, supongamos que aparece un estímulo auditivo, la conciencia se da cuenta de él, si la percepción la reconoce como palabras, hay una evaluación de si hay connotaciones positivas o negativas y entra en juego la sensación: Si nos sintiésemos disgustados, porque fuesen insultos se activaría una reacción de rechazo. Por lo tanto, estos procesos, conciencia, percepción, sensación, reacción, siempre entran en juego cuando alguno de los sentidos es estimulado. Nuestras reacciones se almacenan en la memoria para generar respuestas automáticas. De esta forma la percepción trata de producir automatismos ante las experiencias acumuladas, pero esto es un problema cuando reaccionamos con tanto automatismo que no podemos reevaluar lo que está sucediendo. En este caso hemos quedado condicionados por experiencias pasadas. Vemos las experiencias nuevas con ojos del pasado.

Entonces, como decía Krishnamurti “el conocimiento es el residuo de la experiencia, de la información acumulada de la raza, de la sociedad, de la ciencia. Toda la acumulación del esfuerzo humano como experiencia científica o personal, es conocimiento. El conocimiento psicológico, el conocimiento de que quiero esto, de que he experimentado esto, de que creo en esto y de que ésta es mi opinión. Todos los residuos psicológicos de las experiencias de uno y de las experiencias de la humanidad almacenadas en la memoria forman el pensamiento y éste siempre es limitado. Por eso, cualquier acción nacida de de él tiene que ser inevitablemente limitada, no armoniosa, contradictoria, decisiva y conflictiva… Esto es lo que entendemos por conocimiento psicológico. Por ejemplo, he acumulado psicológicamente una gran cantidad de información sobre mi esposa. Ésta puede ser correcta o incorrecta, dependiendo de mi sensibilidad, de mi ambición, codicia, envidia o expectativas, cosas que dependen de mi actividad mental propia. Este conocimiento limita la observación real de la persona, que es un ser vivo. Evito enfrentarme a ese ser vivo porque tengo miedo. Es mucho más seguro tener una imagen de esa persona que ver a la persona real”.

Por lo tanto, como conclusión: PARA COMPRENDER LA REALIDAD, HAY QUE DESPOJARSE DEL CONTENIDO DEL PASADO.

Entonces, te aconsejo, que, por ejemplo, cuando vuelvas a observar a tu pareja, hazlo como si fuese la primera vez que la vieses. Obsérvala con detenimiento y captarás aspectos que nunca antes habías sido consciente de ellos.

Espero que te haya sido agradable esta lectura y te ayude a no cargar tus presentes de tanto pasado.

Un abrazo.


Juan Fernández Quesada.

4 comentarios:

  1. Pues es cierto porque el pasado deja de formar parte de la realidad del hoy, más de lo que nos imaginamos y a veces es inutil quedarse atrás con cosas que no sirven.
    A por ello, por un presente libre

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  2. Gracias, Jesús. Espero que tu mente cada vez esté menos condicionada por el pasado. Recibe un fuerte abrazo y que disfrutes plenamente de estas fiestas de renacimiento.

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  3. Gracias, Isabel, por tu participación. Cuando tomamos conciencia de todo esto y MIRAMOS CON OJOS NUEVOS, las experiencias que vivimos se hacen diferentes. Ya, las personas con las que convivimos, nos parecen diferentes. nos damos cuenta de detalles que quizás antes no nos habíamos percatado. Un besín y que pases unos días en Paz y Amor.

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