miércoles, 5 de julio de 2017

UN MUNDO QUE VIVE DE CULPABLES

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Así como la oscuridad es la falta de luz, luego no existe, el pecado es la ausencia de amor. Pero no es esto lo que percibe el ego. El ego percibe agresiones en lugar de errores. El pecado y la condenación es lo mismo, es una forma de invitar al castigo en lugar de invitar al amor y a perdonarnos.

Cuando confundimos “error” con “pecado” no hay ninguna forma de salvación del ser humano, porque como producto final da lugar a la desconfianza y adentrarnos en la espiral de la guerra y de la violencia. Un error puede ser corregido, lo torcido puede ser enderezado, pero el pecado es irreversible. Creer en el pecado es creer que son las mentes las que atacan y no los cuerpos. De esta forma asignamos culpabilidad a las mentes.

Creer en el pecado es creer en que los ataques son siempre intencionados y de que por lo tanto la culpabilidad y el castigo están justificados.

En el pecado radica la mejor defensa del ego que sirve a todas las defensas del mismo. El pecado es la armadura y protección del ego.

Quien tiene fe en el pecado es imposible que tenga verdadera fe. Si el pecado es real no hay esperanza de curación en el ser humano, otorgamos esencia de enfermedad en su mente y hay que recordar que todos fuimos niños, hasta el ser que comete más crímenes después. Fuimos seres totalmente inocentes. ¿Qué modifico nuestra naturaleza limpia? ¿Qué cambió nuestro estado puro, alegre, sensible, natural?

Para el ego el pecado es muerte y la redención se alcanza asesinando. ¿Esto no es tener una mente retorcida?

La creencia en el pecado es un enorme muro que ponemos en nuestro camino hacia la paz: Nadie puede obtener paz en su vida con tal creencia. Si reduces a todo ser humano a un cuerpo, eso es a lo que temes.

El concepto de pecado nos mantiene separados a todos, es una ausencia de reconocimiento de igualdad. La atracción por la culpabilidad es solo miedo. Y, recuerda, el miedo es lo que se opone al amor.

Los pecados son los errores que creemos no pueden ser perdonados, haciendo la destrucción del ser humano en inevitable. Lo que ha sido condenado, condenado está por ser eternamente imperdonable.

Si el pecado se ataca con castigo, se perpetúa, porque se hace con el mismo programa de proclamación de la maldad. El que cree en el pecado mantiene al mundo excluido del amor.

El pecado es la única creencia que limita la idea de trascendencia, de mejora, de superación de nuestras limitaciones, de posibilidad de cambio y transformación.

Elimina de tu lenguaje la palabra “culpabilidad” y transfórmala en “responsabilidad”, la primera conlleva castigo, la segunda conlleva liberación. Elimina de tu lenguaje la palabra “pecado” y transfórmala en “error”. La primera conlleva ejecución, muerte, la segunda aprendizaje.

Un abrazo.


Juan Fernández

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